miércoles, 6 de octubre de 2010

ANTIGUAS COSTUMBRES DE LOS MASSAI


El pueblo Massai es uno de los más conocidos de África. Hoy, muchas de sus costumbres ancestrales han desaparecido, pero gracias a quienes plasmaron en papel y tinta las mismas, podemos conocerlas. 

EL "PASEO" MASSAI

El Paseo tribal originó ríos de tinta. También fue la causa de muchos antropólogos románticos que intentaron seguir a los muchachos paseantes hasta la selva, sin hacer caso de los riesgos de las picaduras de víboras, la disentería y la deshidratación.

Era una prueba de resistencia hasta el heroísmo. Los muchachos debían sobrevivir, mediante la caza y la recolección, desechando las restantes fuentes de comida. Si engañaban, se los desterraba de la tribu. En algunos casos, los paseantes tribales que habían aceptado la comida de los misioneros o exploradores habían sido asesinados por los padres, que no estaban dispuestos a que se infringiera un "voto tribal". Fotos tomadas de losa pies de los pies de los niños tribales, tomadas después del paseo, los mostraban cubiertos de polvo, lodo y costras sangrientas. Algunos mostraban heridas y fracturas mal curadas que estremecían a quienes las veían.

Un antropólogo dijo, durante una clase ante estos niños:" los niños africanos son los más valerosos del mundo cuando se zambullen en la "prueba de la vida y la muerte del paseo". Pero ni siquiera tienen conciencia de su bravura, mientras sus pies, los más robustos de cualquier población humana, caminan tranquilamente sobre terrenos ásperos, la arena caliente, las espinas cortantes y las arañas y los reptiles mortales. Los pies africanos poseen la bravura inconsciente de la marcha del hombre hacia su futuro". Se interrumpió y observó los pies de sus alumnos africanos que asomaban bajo los pupitres. Se oyó un prolongado sonido arrastrado cuando los estudiantes se apresuraron a devolver los pies a las sandalias y las pantuflas que inocentemente habían abandonado durante la clase. Muchos nunca habían calzado zapatos antes de anotarse en la Universidad. 

Continuó explicando como esos varones conseguían que la espesura y el desierto aportasen sus alimentos naturales apelando a sus manos desnudas. Bebían agua extraída de las hojas y los tubérculos y esperaban horas junto a las colmenas silvestres, para aprovechar la posibilidad de ungerir un bocado de miel. Venciendo su repulsión, exhumaban esqueletos enterrados por las hienas y quebraban los huesos que las poderosas mandíbulas de las hienas habían dejado intactos, con el único objetivo de lamer unos pocos granos de médula ósea descompuesta. Juntaban larvas y pupas de insectos, los aplastaban y los comían. Cuando el calor se volvía insoportable, orinaban en el suelo, amasaban la tierra la tierra para convertirla en lodo, extendían el lodo a la sombra de un árbol y se acostaban encima, para aportar a sus cuerpos un poco de humedad fresca. Comían huevos de todas clases, incluso de cocodrilos si podían obtener sin riesgo un montón de 30 o 40 esferas de cáscara blanda con matices de embriones en su interior, los huevos que una descuidada madre cocodrilo dejaba incubar al sol..

En resumen, "un paseante" se convertía en una enciclopedia viviente de la supervivencia natural. Si lograba salir vivo, transmitía sus conocimientos a sus propios hijos, y después de nuevo los ponía a prueba, solos, en el desierto y la jungla.


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