Hoy, 3 de diciembre, está dedicado a recordar a los Médicos. . . los que lo fueron desde épocas inmemoriales, los que lo son y, aquellos que se están preparando para ayudar con la salud del prójimo. Y, lo lógico, es hablar de HIPÓCRATES. . . .
Hipócrates es considerado el PADRE DE LA MEDICINA. Nacido en la isla griega de Coz y muerto en Larissa de Tesalia, era hijo de Heráclides, de la familia de Asclepio y su Maestro en este arte fue Giorgias de Leoncio. Fue amigo de Demócrito y un gran viajero. En Atenas, enseñó y ejerció la Medicina y por su actuación durante una peste, recibió un homenaje público. Se negó, pese a serle ofrecidas fortunas por el Rey Artajerjes a ejercer su profesión en Persia, pues se negaba a ayudar a los enemigos de su pueblo. Cuando murió, sobre su sepultura, cuenta la leyenda, las abejas construyeron una columna con miel y cera curativas.
Desde su época, la profesión toma un cariz científico y se stablece la "observación clínica" como base de la terapéutica; se explican las enfermedades por el desequilibrio de los 4 humores corporales: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema, cuya completa armonía está regida por la "fuerza de la Naturaleza", siendo tarea del médico restablecer el equilibrio mediante la corrección de los "humores deficientes o sobrantes".
Fue autor de entre 50 y 70 libros sobre Medicina y, estableció que los médicos - aún hoy lo realizan - presten el Juramento Hipocrático, que marca el paso del exclusivismo de casta al libre ejercicio de la profesión.
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