HUITZILOPOCHTLI
Cuando Ahuítzotl ascendió al trono, el primer precepto del Imperio Azteca estaba ya firmemente afianzado:" apropiarse de lo mejor de toda la región conquistada"."Mercaderes y negociantes servían de espías" dice el arqueólogo que emprendió las colosales excavaciones del Templo Mayor en 1978. Una vez que los espías rendían su informe, las fuerzas imperiales se aprestaban para atacarlas - expansión militar y económica - pero no imponían su religión, pues solo querían los productos.
Las culturas mesoamericanas daban más valor al jade - mineral que simbolizaba la fertilidad y que solo podía extraerse de las minas guatemaltecas- que al oro. Por ello, Ahuíztotl, estableció rutas comerciales que llegaban hasta América Central, para adquirir además del jade, " plumas de quetzal, oro, pieles de jaguar y cacao, que para ellos era como dinero que crecía en los árboles". "Fue la capital artística más rica de la época, como después lo serían París y Nueva York".
El resplandor azteca se reflejaba también en la muy ritualizada espiritualidad de Tenochtitlan. El Templo Mayor no era una simple Pirámide mortuoria como las de Egipto, sino que simbolizaba la "sagrada montaña de Coatépec", escenario principal de un drama cosmogónico donde el recién nacido Dios del Sol, Huitzilopochtli, mató y desmembró a su aguerrida hermana la Diosa Lunar Coyolxauhqui, lanzando los pedazos de su cuerpo al fondo de la montaña - leyenda similar a la de Isis y Osiris egipcios-. Creían que el sumnistro continuo de guerreros saciaría a los dioses y perpetuaría el ciclo de la vida, mientras que, sin los sacrificios, las deidades perecerían y el mundo llegaría a su fin. La Montaña Sagrada era lo que la Cruz es para el Catolicismo.
Rendirle tributo dictaba que los soldados cautivos, cubiertos con coloridos atuendos, subieran por las escalinatas de la Pirámide y realizaran danzas ceremoniales antes de arrancarles el corazón y dejar que sus cadáveres rodaran escaleras abajo. Como necesitaban cautivos, en días determinados y lugares específicos - terreno neutral -, sostenían encuentros rituales para conseguir cautivos y no territorios. La batalla comenzaba formalmente con la quema de una gran pira de papel e incienso situada entre los dos ejércitos. No hablaban de "guerras santas", porque para ellos, ho había contienda que no lo fueran: el combate y la religión eran inseparables.
Bajo su gobierno, los aztecas alcanzaron la máxima expresión en todo sentido y eso, posiblemente, fue demasiado. Todos los Imperios tienen límite.
El pueblo mexica perdió al gran arquitecto del Imperio en el apogeo de su reinado. En el año 1502 - 10 conejo -, Ahutzotl murió a causa de un supuesto golpe en la cabeza mientras escapaba de palacio durante la inundación que provocó un acueducto construído de forma precipitada - quiso aprovechar los manatiales de la vecina Coyoacán que tenían caudales irregulares - .
Doscientos esclavos acompañaron al Emperador al "más allá". Ataviados con finos ropajes y llevando provisiones para el "viaje", los esclavos desfilaron hasta el templo Mayor, donde sus corazones fueron arrancados antes de arrojar los cuerpos a la pira funeraria. Se cree que sus restos, junto con los de su Señor, fueron sepultados frente al Templo Mayor.
En la actualidad, juntos a los restos de este templo, descubiertos en pleno corazón de la ciudad de México, los arqueólogos buscan objetos de su época y tienen la esperanza de encontrar en un futuro no muy lejano. el cuerpo de Ahutzotl - sería el 1º y único Emperador azteca, encontrado-.
LÓPEZ LUJÁN y RAÚL ARANA
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