Se transcribe aquí, un pensamiento sobre el tema del epígrafe, debido a la inspiración del rumano Mircea Elíade. . .
"Si no se le concede ninguna atención, el tiempo no existe: además, cuando se hace perceptible ( a causa de los "pecados" del hombre, es decir, debido a que éste se aleja del arquetipo y cae en la duración), el tiempo puede ser anulado. En realidad, si se mira en su verdadera perspectiva, la vida del hombre arcaico ( limitada a la repetición de actos arquetípicos, es decir, a"las categorías" y no a los "acontecimientos", al incesante volver a los mismos mitos primordiales, etcétera) no registra la irreversabilidad; en otros términos, no tiene en cuenta lo que es precisamente característico y decisivo en la conciencia del tiempo. Como el místico, como el hombre religioso en general, el primitivo vive un continuo presente (Y es ése el sentido en que puede decirse que el hombre religioso es un "primitivo"; repite las acciones de cualquier otro y por esa repetición vive sin cesar en el presente)
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