Todos hemos pasado muchos días,
o semanas enteras,
sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo
Son momentos difíciles,
cuando el calor humano desaparece,
y la vida se reduce
a un arduo esfuerzo por sobrevivir
En esos momentos en que el fuego ajeno
no le da calor a nuestra alma,
debemos revisar nuestro propio hogar
Debemos agregarle más leña y
tratar de iluminar la sala oscura
en la que nuestra vida se transformó
Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita,
que la madera cruje,
que las brasas brillan
o las historias que las llamas cuentan,
la esperanza nos será devuelta
Si somos capaces de amar,
también seremos capaces de ser amados.
No es más que cuestión de tiempo.
PAULO COELHO
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