BENEDICTO XVI
ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS
VALENCIA
Como representación de la Sangre de Cristo, el vino está presente desde hace cientos de años en la Eucaristías de los 5 Continentes. Aunque cualquier "caldo" es apto para celebrar Misa, muy pocos acceden a las Sacristías. Son productos específicos para la Consagración que cuentan, además, con el visado de la Iglesia.
Turis, a escasos 35 km de Valencia, es una de las principales áreas productoras. En la Bodega La Baronía emplean una técnica tradicional, casi ecológica, para elaborar sus caldos. "Utilizamos una variedad de uva autóctona, malvasía, aunque selecccionamos únicamente los racimos de las viñas más antiguas en las laderas orientales orientadas al Sur porque reciben más Sol, y maduran más" explica el enólogo.
La sobremaduración conlleva una mayor presencia de azúcares naturales, un aspecto clave para lograr " un vino de licor". La técnica es simple. Tras la vendimia, el zumo de uva se deja fermentar hasta que el proceso se interrumpe voluntariamente para evitar que todo el azúcar se transforme en alcohol. El 15% de la graduación final se consigue agregando "alcohol de vino". El resultado tras un año de trabajo, es un vino dulce, con aromas a fruta madura, higos, orejones y pasas, todos ellos característicos de este tipo de uva.
"Sant Leandro", como se conoce comercialmente este producto no ha pasado inadvertido en el Vaticano, fue usado por Juan Pablo II y por Benedicto XVI, éste en su última visita a España.
Cada año La Baronía produce 80.000 botellas de las que exporta la mitad, la mayor parte a América Latina. Y cuenta, además, con el Certificado del Arzobispado de Valencia que acredita su idoneidad para la celebración de la Santa Misa. Este aval, no deja de ser una recomendación, ya que es válido cualquier "vino entendido como zumo de uva fermentada"
La variedad de uva puede variar - la más habitual es la moscatel - acostumbran a ser blancos, de alta graduación y con un sabor dulce. La alta carga alcohólica de los vinos de misa responde a una razón práctica: su conservación. Y es que una botella puede durar meses dado que la cantidad consumida es mínima. Su sabor dulce y afrutado encuentra una explicación lógica: el beberlo debe ser agradable para el sacerdote, porque en muchas ocasiones es el 1er líquido que ingieren en el día.
El color oscila entre el blanco y el color caramelo, aunque son preferidos los blancos, porque de acuerdo al pragmatismo religioso, tras la Consagración, los Curas limpian el Cáliz con un paño color blanco, denominado " purificador" y así evitan las manchas.
Si se agotan las existencias, no hay problema alguno. Se admite cualquier tipo de caldo siempre que sea vino. En las Sacristía no faltarán este domingo.
¿Quién de nosotros, personas ya mayores, no queríamos en nuestra niñez, probar el "vinito" de Misa? Y ahora que lo podríamos probar. . . . . .no vamos a Misa!!!!!!! a comulgar. . . . . .
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