EL HOYO DEJADO EN EL
CEMENTERIO DE CORSIER SUR VEVEY
TRAS EL ROBO DEL ATAÚD DE CHAPLIN
No era la 1º vez que ocurría. El cadáver de Mussolini fue robado y estuvo desparecido varios años; algo similar pasó con María Callas, Eva Perón o el General Petáin y lo intentaron con Elvis Presley. Al gran Charles Chaplin apenas lo dejaron en su tumba un par de meses, luego de su muerte el 24 de Diciembre de 1977, a los 88. Tan solo encontraron el hoyo y unas huellas.
En la madrugada del 1º al 2 de Marzo de 1978 dos ladrones entraban en el Cementerio y profanaron la tumba de Chaplin, llevándose sus restos mortales. Ni siquiera tenía entonces la lápida con el epitafio grabado. Desde el hoyo partían huellas hacia la puerta del cementerio y luego marcas de ruedas de un vehiculo.
Fueron las únicas huellas y la hipótesis de que se pediría un rescate por los restos de Chaplin -su herencia ascendía a 25.000 millones de dólares -. Con lo que no contaron los ladrones, fue con la negativa de la viuda Oona O'Neill de pagar ni un centavo por el cadáver."Charles lo hubiera encontrado redículo", dijo.
Dar con los ladrones no fue fácil. La policía alertó a Suiza y a toda Europa, sin ningún resultado. Durante los primeros días no recibieron ningún pedido. Luego O'Neill comenzó a recibir llamadas telefónicas de los ladrones ( Wardas y Ganey) exigiendo cifras desorbitantes ( la 1º , 600.000 dólares, despueés fue rebajada a francos suizos y al final a 500.000 francos suizos, enviando fotos para demostrar que tenían el cadáver. No eran profesionales en extorsión
Tras una amenaza de muerte, O'Neill permitió que la Policía " pinchara" el teléfono del Castillo donde vivía. El 16 de mayo O'Neill informó a la Policía que la iban a llamar de nuevo y se controlaron 200 teléfonos de la ciudad de Lausanne y sus alrededores. Así encontraron a los ladrones y recuperaron el ataúd y lo enterraron del Cementerio del cual había sido robado.
Confesaron los adrones qque extrajeron el ataúd de más de 120 kg, lo subieron a un vehículo y lo sepultaron en la población de Neville, en el centro de un enorme campo de maíz.
Esta rocambolesca historia fue como la última escena de una película. . . y entonces el genio, descansó en paz.
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